Sentimientos que despiertan en los operadores las situaciones de violencia contra la infancia

Rosmari Perazza (1)
Rosa Inés Colombo (3)

Estudio descriptivo preliminar.

Resumen

Este material es el resultado de la sistematización de una serie de respuestas obtenidas en el marco de tres seminarios talleres ofrecidos por Psicointegra en el año 2016, los cuales se denominaron Encrucijadas Psicológicas y Legales del Maltrato Infantil y estuvieron coordinados por Lic. Rosmari Perazza y la Dra. Rosario Silveira (2).

Este estudio se basó en las respuestas obtenidas de 128 participantes que se auto convocaron en calidad de asistentes y cuyo objetivo se centraba en mejorar las prácticas e intervenciones interinstitucionales ante posibles casos de Maltrato y/o Abuso Sexual Infantil.

En dichos encuentros se planteó una dinámica de taller favorecedora de la visibilización de los sentimientos y reacciones de los integrantes del auditorio, ante la escucha del relato de una situación de violencia contra la infancia. Posteriormente, y a punto de partida de los emergentes nos propusimos describir aquellos aspectos que en ocasiones quedan ocultos, para mirar-nos, repensar-nos y dimensionar-nos en la incidencia de las subjetividades en el cauce que puede tomar la situación develada.

La estrategia planteada basó sus principios en algunos aportes teóricos de la teoría psicoanalítica en cuanto a la transferencia entendida como un fenómeno inherente a toda relación humana que excede el espacio analítico (Assoun, Paul-Laurent, 2008) y la investigación acción participativa (Borda, 1981) a efectos de conocer los sentimientos y acciones de los participantes. En cada uno de los encuentros se propuso que cada asistente respondiera en forma individual, inconsulta y anónima a tres preguntas formuladas como disparadores. Posteriormente en cada uno de los encuentros se realizaba una puesta en común que permitía a cada grupo compartir los sentimientos, reacciones y acciones del común denominador, destacando aquellos que más se reiteraban en la medida que surgían de las papeletas y se iban puntuando uno a uno. Finalmente el análisis de los mismos permitió a cada auditorio iniciar un proceso de concientización de las emociones que conlleva esta situación.

Introducción

Los profesionales que trabajamos vinculados al abordaje de las violencias contra la infancia, podemos dimensionar que  cada situación sociofamiliar en la que intervenimos tiene una singularidad propia, y además cómo al mismo tiempo esta se presenta como multiproblemática.   

Por otra parte, aquellos que trabajamos en proximidad a procesos de judicialización vemos que  esa multiproblemática intrínseca puede agravarse o atenuarse según los actores intervinientes, además de ser testigos de la concreción de fallas y errores en el interior de dichas instituciones.

Ahora bien,  en el proceso de construcción de estrategias y acciones propias de la tarea nos planteamos algunos cuestionamientos: ¿cuáles son los motivos de dichas fallas? , ¿por qué se falla en la protección de los niños y niñas si la mayoría de los operadores tienen sólida  formación teórica sobre los temas que abordan?, ¿será que “actuamos” invadidos por sentimientos que no nos permiten dimensionar los efectos de acciones e intervenciones, y no se trabaja en ello?, ¿será que los efectos contratransferenciales que generan las situaciones que a diario afrontan los integrantes de los equipos afecta los mecanismos  para afrontar el estrés que genera la situación de violencia, promoviendo una desprofesionalización de las acciones, lo que en ocasiones contribuye más con la impunidad que con la protección?.

 

Pensando en todos estos interrogantes se buscó observar la dimensión subjetiva de quien interviene, sobretodo estudiar el impacto subjetivo que genera la develación y casi a modo de laboratorio, se buscó que los participantes se pudieran posicionar en la situación particular, habilitando que  emerjan ansiedades, sufrimientos y posibilidades, los que se pudieran expresar por medio de una consignada asociación libre, en forma espontánea, escrita y anónima.

A nuestro entender una nueva y necesaria mirada sobre el tema se hizo posible, permitió autobservar al operador y sus resonancias subjetivas. También dicha dinámica  mostró algunos elementos que forman parte de lo que quizás es necesario conocer para empezar a domeñar, aceptar y entender la dimensión subjetiva puesta en juego en las intervenciones. Sin lugar a dudas, las violencias contra la infancia son situaciones que movilizan fibras muy íntimas de los sujetos involucrados,  cuestionan bases institucionales, resquebrajan paradigmas e imponen dolorosas realidades que desafían a la humanidad en su conjunto, por ello en la dinámica propuesta quisimos partir de la vivencia del operador ante una posible experiencia de develación.

Marco teórico

Cuando nos referimos a violencias contra la infancia, maltrato infantil, abuso sexual, es extensa y múltiple  la bibliografía con la que contamos en Argentina en cuanto a diagnóstico y formas de tratamiento (Bringiotti, M. Giberti, E. Intebi, I. Colombo,R. Garaventa,J. Toporossi, S, etc.). Ahora bien el abordaje del maltrato nos exige mucho más que estudiar indicadores y diagnósticos, nos exige además poseer los recursos adecuados para afrontarlo, para asistir al niño, niña o adolescente y también para sistematizar lo que sea necesario en caso de que se requiera una judicialización del mismo.

Relacionado con el diagnóstico se han desarrollado a nivel internacional diferentes instrumentos y guías de procedimientos (Guía de las buenas prácticas de UNICEF (2013), SVA,  CBCA (2011), NICHD (2000), GEV (2012), entre otros) que con ánimo de mejorar las prácticas y proteger a los niños en caso de denuncia de violencias ofrecen con claridad una serie de pasos básicos para abordar, evaluar y acompañar a la población infantil en el proceso de acceso a la justicia.

En Uruguay se han elaborado protocolos y/o mapas de ruta en los cuales intervinieron varias instituciones gubernamentales y no gubernamentales, de protección de derechos, educativas, de asistencia, judiciales, entre otras, las cuales se reunieron, pensaron y elaboraron materiales orientativos para guiar las acciones ante la detección de una situación de violencia:

Protocolo de intervención para situaciones de violencia hacia niños/as y adolescentes del Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay (INAU) – Sistema Integral de Protección a la Infancia y Adolescencia contra la Violencia (SIPIAV), 2007; Mapa de ruta Empalme Nicolich y Paso Carrasco, para la atención de situaciones de violencia intrafamiliar, El Abrojo, Educación Solidaria, SIPAV, INAU, Infamilia-Mides, 2009; Mapa de ruta para la prevención y la atención de situaciones de maltrato y abuso sexual infantil en el sector salud, Ministerio de Salud Pública (MSP), SIPIAV y del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), 2009; Protocolo de intervención para enseñanza media ante situaciones de violencia doméstica que viven los y las adolescentes, Administración Nacional de Enseñanza Pública (ANEP) – Consejo Directivo Central (CODICEN), SIPIAV, 2010; Mapa de ruta para las situaciones de maltrato y abuso sexual de niños, niñas y adolescentes detectadas en el ámbito escolar, (Consejo de Educación Inicial y Primaria (CEIP)-ANEP, SIPIAV-INAU, UNICEF, 2013; Guía de respuesta ante situaciones de violencia, INAU, 2018.

Frecuentemente se observa (Perazza, R y Gurgitano, A,  2017) que aparece un pluri diagnóstico de las situaciones, mezclado con sentimientos de  abatimiento en los equipos de intervención que se sienten inoperantes por no lograr los objetivos propuestos,  y en muchas ocasiones aparecen en las dinámicas un monto de culpa y de violencia proyectadas en otras instituciones que obstaculizan el pensar operativamente el abordaje.

El problema central es que buscamos un cambio pero seguimos repitiendo acciones obviando una necesaria autoreflexión que permita modificaciones efectivas y una cierta sinergia interinstitucional para actuar de forma articulada en la lucha contra la violencia, manteniendo firme un cierto  nivel de energía.

Creemos que hay estrategias para empoderarnos y una de ellas es la visibilización  de lo que nos pasa como sujetos involucrados en las situaciones, repensando acciones personales y dentro de las  instituciones de las cuales formamos parte.

Podríamos decir que en sí misma, la develación o la situación, implica una crisis, con sus riesgos y sus oportunidades, en la que podemos paralizarnos, huir o luchar para afrontarla. Suele aparecer, en el común denominador de los operadores que reciben la revelación del maltrato, múltiples cuestionamientos sobre qué decir, qué hacer, cómo hacer, e incluso en el caso de los jueces, qué disponer.

Esas resonancias internas van más allá de la formación teórica, tienen que ver con la experiencia de vida de cada uno, con la capacidad empática y de escucha, con la posibilidad de manejar adecuadamente las emociones, y hasta con los atravesamientos éticos e ideológicos de cualquier ser humano.

El trabajo profesional requiere de una actitud  autoreflexiva constante, el cual al decir de Eva Giberti, en Garaventa (2002) exige  entrenar una “vigilancia epistemológica” sobre nuestro trabajo, lo que implica una revisión constante del quehacer, debido a que “los sentimientos que despierta la situación de violencia (hostilidad, impotencia, frustración), sienta inseguridad ante la reacción de los responsables”. (MSP,SIPIAV,UNICEF, 2009, p.17).

Al decir de Intebi (2011, p.173) estas situaciones son un “balazo en el aparato psíquico” para los niños, niñas y adolescentes, pero también de los adultos que son los receptores de dichas situaciones.

Es natural que ante tal situación se activen mecanismos de  defensas y se desencadenen diferentes reacciones ante el estrés que la situación de violencia y sufrimiento infantil genera, en este sentido “constatamos muchas veces que el adulto necesita estar mejor él mismo para poder aceptar y reconocer los signos de sufrimiento del niño”  (Barudy y Marquebreucq, 2009, p. 45) y hacer algo saludable con ello.

Descripción de la muestra.

La muestra utilizada en este estudio fue de tipo intencional, voluntaria y anónima y se nucleó en el marco de tres actividades de capacitación. No se pidió información acerca de sexo y edad.

En la ciudad de Montevideo durante el mes de  mayo concurren 38 personas.

En la ciudad de Minas durante el mes de Agosto concurren  49 personas.

En la ciudad de Montevideo durante el mes de  setiembre concurren 41 personas.

Los auditorios estaban conformados por técnicos y profesionales que desempeñaban tareas en instituciones de  las áreas de salud, educación y protección. Una gran mayoría estuvo compuesta por psicólogos y asistentes sociales, un  porcentaje menor de educadores y maestros y una minoría de otros profesionales de la salud (psiquiatras pediátricos, psicomotricistas, fonoaudiólogos y abogados).

Procedimiento

Para promover respuestas espontáneas se  confeccionó una consigna que ponía al operador en una situación ficticia que era proyectada en una pantalla a los efectos de ser escuchada y leída por los participantes. Previamente se entregaron papeletas tituladas con la palabra Sentimientos que correspondían a la primer pregunta, Reacciones  como  segunda pregunta y Preguntas como  tercera y última pregunta.

En primer lugar los asistentes respondían en la papeleta titulada como sentimientos, aclaramos que una vez proyectada la pregunta contestaran con sinceridad y espontaneidad.

Informamos que posteriormente se recogerían las papeletas con las  respuestas sin nombre debido que las mismas eran anónimas. Se reiteró el agradecimiento de  lograr respuestas espontáneas mediante asociación libre ante el estímulo disparador.

Se consignó además, que las respuestas debían ser entregadas a unos segundos de formulada la pregunta, por lo cual, un coordinador pasaba a recoger las mismas en una bolsa destinada a esos efectos, sistema que aseguraba el anonimato.

En cada uno de los encuentros se plantearon las siguientes 3 preguntas.

La primera pregunta:

¿Cuáles son los  primeros sentimientos que le genera la posibilidad de que un niña o niño les manifieste que viven una situación de abuso sexual?.

La segunda pregunta:

¿Cómo cree usted que reaccionaría ante la situación?.

La tercera pregunta:

¿Qué preguntas le parece le haría en ese momento al niño o niña?

En cada taller se realizó una puesta en común de las respuestas espontáneas que aparecían frente a cada una de las preguntas formuladas. Se realizó una sistematización de los datos obtenidos mediante frecuencia de aparición.

 

Datos obtenidos

Se procesaron 128 papeletas con respuestas, dentro de las cuales cada una de ellas podía tener  más de un sentimiento expresado. Como se mencionó anteriormente, en la medida que se favoreció la respuesta libre y espontánea no se limitó la emisión de respuestas a cada una de las preguntas formuladas.  Es decir que se podía responder de forma libre a cuantos elementos fueran asociando respecto al estímulo disparador (sentimientos, reacciones y preguntas), lo que determinó que en ocasiones aparecieran múltiples respuestas en cada papeleta.

 

Emociones

Respecto a la primera pregunta:  ¿Cuáles son los primeros sentimientos que le genera la posibilidad de que un niña o niño les manifieste que viven una situación de abuso sexual?.

En el estudio de las  respuestas basadas sobre el primer observable referido a los sentimientos, los  128 participantes brindaron un total de 291 respuestas, entre las que surgieron un total  un total de 61 items identificables como sentimientos diferentes.

 

En el cuadro que antecede podemos ver que entre los sentimientos que surgieron  es posible discriminar en orden decreciente la emergencia de las siguientes respuestas:  impotencia, rabia, tristeza , dolor, enojo , indignación, angustia, ayudar, bronca, empatía, preocupación, frustración, malestar, deseo de protección y acompañar, injusticia, horror, responsabilidad,   ansiedad, rechazo a lo sucedido, asco, miedo , sentir que tengo que ayudarlo, contención, deseos de hacer para buscar una solución, urgencia, incertidumbre, repudio, lastima, protección , molesta, asombro, valorar que lo contó utilidad, ira, actuar, generar cambios, desconcierto, desesperación, necesidad de ayuda, miedo, cariño, necesidad de protección, curiosidad, soledad, necesidad de pensar más la situación, desilusión, desprecio, “no quiero que sea así”,  ayudar para resolver la situación, acercamiento, comprensión, escucha, hacer movimiento para sacar el niño del lugar, náuseas, problematizar la situación, odio, desagrado, inseguridad, necesidad de denunciar, sorpresa, pena y vergüenza.

Si analizamos la totalidad de las respuestas de las participantes observamos que en su totalidad no son emociones o sentimientos propiamente dichos, sino que en los observables aparecen  reacciones o acciones que en ocasiones guardan relación con los sentimientos que genera la situación, lo cual nos muestra la dificultad por parte de los participantes para poder discriminarlos de forma operativa.

Esta forma de procesar lo vivido,  de alguna manera, puede exponer al operador al riesgo de actuar sin mediatización del pensamiento, sin que operen habilidades y destrezas  y sin estudio de una estrategia planificada de intervención acción en función de un pormenorizado estudio, lo cual, de no darse, como hemos mencionado anteriormente (Perazza, R. Gurgitano, A; 2017), puede generar como efecto una exposición en varios niveles, en el cual se  puede poner en riesgo tanto al niño, como a la intervención y/o al proceso de investigación que pueda requerir la situación.

Si pensamos en los sentimientos con mayor porcentaje de respuestas : impotencia, rabia, tristeza, dolor) Cabe aquí preguntarse,  ¿Será operativo en su labor el operador invadido por esa carga emocional?, ¿con qué recursos emocionales afrontamos en ese momento?, ¿Cuáles son los efectos contratransferenciales que producen estas situaciones en el operador y cómo ello puede incidir en el abordaje de la situación? ¿Cómo trabajar sobre estos efectos para que no generen consecuencias negativas en la intervención y por ende en los NNyA?

Reacciones

La segunda pregunta: ¿Cómo cree usted que reaccionaría ante la situación?.

Con esta consigna que a modo de proceso está asociada a la primera, se intentaban  visualizar las primeras respuestas que podían realizar los operadores, luego de planteada una revelación por parte de un niño.

Aquí  obtuvimos de los 128 participantes un total de 209 respuestas, las cuales se pudieron diferenciar en  57 items.

Haciendo una primer lectura de estos 57 items. podemos ver que suelen volver a surgir sentimientos, como reacciones ante la situación. Si bien la consigna no específica tipos de reacciones y según la definición de reacción podría definirse como “la forma en que alguien o algo se comporta ante un determinado estimulo” y allí podrían contemplarse los sentimientos  es cierto que apuntábamos a ver el comportamiento en tanto conducta o acción de los operadores ante la situación.

Ahora bien, lo cierto es que  vuelven a aparecer en esta consigna reacciones emocionales,  17 operadores responden a esta consigna con sentimientos asociados a la hipotética situación planteada en la consigna. Por otra parte,  es posible observar que 63 participantes, refieren a escuchar, contener y pensar estrategias.

Prosiguiendo con en análisis si estudiamos con detenimiento todos los ítems aparecen algunos que quisiéramos dimensionar y repensar como  por ejemplo:

Contactar a la familia: En este punto que se ha desarrollado (Perazza et.al, 2017, p.147)  pero cabe aquí reiterarlo, hay que repensar el objetivo de contactar a la familia si el maltrato evidenciado surge del contexto intrafamiliar.  En ese sentido visualizar si esa comunicación es una estrategia pertinente o no, y en tal caso ponderar los riesgos según la situación, quien es el agresor y un pormenorizado estudio de las capacidades de cuidado y contención del  contexto socio familiar del niño, niña o adolescente.

Denunciar: En esta instancia es necesario analizar qué se va a denunciar,  ponderar con qué indicadores se cuenta para transitar la fase de judicializar una situación de maltrato infantil y reflexionar sobre los efectos que  puede tener la misma. Aquí es donde pensar en equipo y tener suficiente información sobre los funcionamientos institucionales permite ser operativos y minimizar los riesgos tanto para el niño, como para la familia y/o los operadores.

Hoy por hoy tenemos varias formas de poner en conocimiento de las instituciones  una situación de violencia contra la infancia y cada forma dependerá de lo que se evalúe a nivel de riesgos en esa  situación particular.

 

Preguntas

 

La última pregunta  estaba referido al abordaje inicial de la situación hipotética y expresaba:

           ¿Qué preguntas le parece le haría en ese momento al niño o niña?

Con ella se intentaba recoger las preguntas usuales a efectos de observar las primeras actuaciones emprendidas luego de planteada una revelación por parte de un niño o niña. Aquí  obtuvimos de los 128 participantes un total de 211 respuestas, las cuales se pudieron diferenciar en 41 items.

 

Observando los indicadores que surgieron con mayor preponderancia  es posible evidenciar que algunas intervenciones tenían intención orientativa para una valoración preliminar de la situación, como por  ejemplo: se lo contaste a alguien más, cuál es su persona de confianza, quien fue, desde cuando sucede, son preguntas que podría vincularse a la necesidad de evaluar básicamente la situación, conociendo si algún otro adulto  conoce la situación y omitió la protección, si convive con el agresor y a quién recurrir del entorno cercano del niño o niña.

Las preguntas dirigidas al niño o niña de cómo se siente, si quiere contarlo, o cómo puedo ayudarte parecen contener una paradoja, en tanto se advierte la carga de sentimientos de impotencia, perdiendo el operador adulto la asimetría con el niño o niña,  sin dimensionar la importancia de ese momento en la coyuntura psicológica, social y jurídica que puede tener la situación.

Conclusiones finales

No podemos dejar de advertir que desde las respuestas dadas, es  evidente que la situación de develamiento de violencia hacia los niños, impacta de forma intensa en el operador que se ve invadido por una  intensa carga afectiva que incide en la capacidad de respuesta .

Si observamos las respuestas generales dadas a cada una de los estímulos podemos evidenciar la emergencia de  ansiedades confusionales con una clara mezcla de acciones con sentimientos, preguntas con reacciones, reacciones con sentimientos y así cada uno de ellos,  no quedando claramente identificados y discriminados por el operador.

Consideramos además que ha quedado desapercibido el necesario  análisis del efecto que genera la situación de revelación de maltrato por parte de un niño o niña en el operador y el equipo, lo cual produce un desborde que inadvertidamente puede promover  abordajes (pérdida de asimetría, desempoderado la figura del adulto, denotando falta de sostén) inadecuados que pueden conducir a la inoperancia y a la impunidad pese a la formación y a la buena voluntad de los mismos.

Por tanto, hemos pensado que es necesario detectar  y atender las resonancias subjetivas en los operadores  institucionales que son posibles receptores de dichas situaciones de violencia  infantil, en función de visibilizar, sensibilizar, contener al equipo y capacitar en destrezas y habilidades para mejorar las prácticas en el abordaje del  maltrato y abuso sexual.

En este sentido creemos imprescindible dimensionar también que  todos los operadores somos un pequeño engranaje (Perazza, et. al, 2017, p.44) de un gran sistema de protección que va desde el que detecta la sospecha hasta el que sanciona una posible conducta ilícita si la hubiera, cada uno tiene un objetivo en el trayecto pero se nutre de la posta que le pasa el anterior, así, a modo de pergamino cada operador inscribe algo en la subjetividad de ese niño, niña o adolescente cuya intervención se complejiza, y todos y cada uno de nosotros tenemos que  trabajar para protegerlos, atenderlos y sobre todo evitar nuevas situaciones traumáticas en estos sujetos en formación.


(1) Licenciada en Psicología, egresada de la Facultad de Psicología de la Universidad de la República. Especialista en Psicoterapia Psicoanalítica, egresada del Instituto Universitario de Postgrado de la Asociación Uruguaya de Psicoterapia Psicoanalítica, institución a la que pertenece en calidad de miembro. Alumna admitida en la carrera de Especialización en Psicología Forense en la Universidad de Buenos Aires, actualmente cursando. Ex Perito Psicóloga Forense Instituto Técnico Forense del Poder Judicial del Uruguay. Perito Oficial  para la Suprema Corte de Justicia. Perito de Parte. Directora de PsicoIntegra.

(2) Doctora en Derecho y Ciencias Sociales, y Escribana Pública,  ambos títulos obtenidos en la Facultad de Derecho de la Universidad de la República, tiene una larga trayectoria en diferentes cargos de la administración en tanto actuaria judicial, defensora pública en el interior del país, desempeñando actualmente el cargo de defensora Pública Oficial del Poder Judicial. Actualmente Maestranda en Derecho Procesal en la Universidad de Rosario, Argentina.  

(3) Licenciada en Psicología (UBA) Dra. en Psicología. Psicóloga clínica. Perito psicóloga. Perito oficial de Juzgado de menores de San Isidro hasta 2008. Capacitación a equipos interdisciplinarios de Argentina, Chile, Uruguay y Brasil sobre Evaluación Psicológica en contexto Jurídico. Docente de grado y de posgrado de la Facultad de Psicología de la UBA. En la Maestría en Evaluación Psicológica y en la Carrera de Psicología Forense. Docente de posgrado invitada por la USPI de  Brasil. La Universidad de la República Uruguay y de La Universidad Diego Portales. Chile. Investigadora UBACIT. Autora de instrumentos de evaluación psicológica en la temática del maltrato infantil.


Bibliografía

Assoun, Paul-Laurent (2007) La transferencia. Buenos Aires, Argentina:Nueva   Visión.

Bleichmar, S. (2014). Violencia Social-Violencia escolar. De la puesta de límites a la construcción de legalidades. Buenos Aires, Argentina: Noveduc.

Colombo, R. (2018). Competencias parentales, Buenos Aires, Argentina: Ed. Cauquén.

Colombo, R.., B. de Agosta, C. y Barilari, M. (2008). Abuso y maltrato infantil. Tratamiento psicológico, Buenos Aires, Argentina: Cauquén.

Hornstein, L. (2018) Ser Analista Hoy. Fundamentos de la práctica, Buenos Aires, Argentina: Paidós.

Intebi, I (2011) Abuso Sexual en las Mejores Familias. Buenos Aires, Argentina: Granica.

Janin, B. (2017) El sufrimiento psíquico en los niños. Psicopatología infantil y constitución subjetiva. Buenos Aires, Argentina: Noveduc.

Malacrea, M. (2017). Trauma y reparación, Buenos Aires, Argentina: Paidós.  

MSP, SIPIAV, UNICEF (2009) Mapa de ruta para la prevención y la atención de situaciones de maltrato y abuso sexual infantil en el sector salud. Montevideo, Uruguay. Recuperado y disponible en  https://www.unicef.org/uruguay/spanish/uy_activities_Mapa_de_ruta_salud.pdf

Nasio, J.D. (2017). ¡Sí, el psicoanálisis cura!, Buenos Aires, Argentina: Paidós.

Perazza, R. y Gurgitano, A. (2017). Niñez judicializada en Uruguay. Algunas contribuciones para las buenas prácticas en el abordaje de su situación, Montevideo, Uruguay: Psicointegra.

Toporosi, S. (2018). En Carne Viva, Buenos Aires, Argentina: Topia Editorial.