Las competencias parentales. Su relación con el maltrato infantil.

Las competencias parentales. Su relación con el maltrato infantil.

Rosa Inés Colombo

Jemina María García

La paternidad y la maternidad encierran claramente  el concepto de la crianza y desarrollo de un niño. A eso nos referimos cuando invocamos estos términos y a eso nos dedicamos los que creemos que en los buenos vínculos familiares se desarrollan personas que en estos tiempos pueden hacer uso de su vida y poner en juego sus deseos y ambiciones.

Sin embargo la atención psicológica de niños y familias así como la intervención en áreas de salud nos enfrenta cada día más al desafío de encontrar respuestas viables a los conflictos que se dirimen entorno a la pareja parental y la crianza y sostén de los hijos.

Cuando estos reclamos llegan, por lo general, ya evaluamos daños tanto a nivel de la pareja parental como el de los hijos, que por su naturaleza resultan más vulnerables y necesitan de todo el apoyo posible.

La práctica nos indaga diariamente, nos hace reposicionarnos, pensar nuevamente, dirigir nuestra intervención al conocimiento individual de la familia en crisis y a plantear las distintas líneas de trabajo a seguir.

Ya hace mucho tiempo que venimos investigando en esta línea, tratando de entender el sufrimiento de un niño que padece maltrato infantil en el seno de su familia, el quiebre que esto provoca a la hora de ser develado además de las consecuencias en el psiquismo y en la vida diaria de los integrantes de estas familias.

Hoy después de haber recorrido la evaluación de daño en los niños, las características personales en los adultos, las intervenciones de las instituciones de salud y justicia, nos preocupa el entender acerca del funcionamiento de las funciones parentales y así poder hacer un giro y adelantarnos a la situación traumática.

Hoy nuestra intención es poder conocer acerca de las competencias parentales necesarias para que un niño pueda, en relación con los  adultos convivientes,  crecer y desarrollarse.

Con esa intención en 2014 comenzamos con un estudio que partió de desarrollos teóricos previos, Función materna y maltrato infantil, Colombo 2009, competencias parentales, Febbraio 2012,  Competencias socioemocionales, Mikulic (ICSE)2013-2015.

Estos estudios nos permitieron ver cómo los padres de niños que habían sido víctima de maltrato, se diferenciaban de los padres de población general en todas las competencias estudiadas pero en particular y con una mayor significación en aquellas relacionadas con la Conciencia de las emociones, la Empatía y la Autonomía.

Estos padres evaluados mostraron no contar con la suficiente empatía como para situarse en el lugar de su hijo, estar atento a sus necesidades o poder ser conscientes de su posible sufrimiento.

De la misma manera se observó que carecían de autonomía, madres en general dependientes del adulto agresor que no podían proteger a sus hijos.

Mostraron además una falla en la conciencia de sus emociones, como si actuara en ellos la llamada anestesia emocional que les impedía sentir y reaccionar  respecto de ciertas situaciones de maltrato.

Esto nos permitió avanzar en nuestro estudio y comenzar a conceptualizar cómo las competencias ligadas al vínculo, al sostén y al rol parental se veían disminuidos en los padres de familias maltratadoras.

En un segundo momento intentamos trabajar no sólo con aquellas competencias socioemocionales sino además agregar el concepto de vulnerabilidad desde un marco que comprendiera esa disposición en relación a la percepción de calidad de vida y el apoyo social.

Zukerfeld y Zukerfeld (1999: 38-54) definen el desvalimiento psíquico como «resultado del interjuego de sucesos vitales de valor traumático, de la red vincular del sujeto y de su calidad de vida. Si a ello le sumamos la imposibilidad de elaborar tales influencias nos encontramos con individuos en los cuales ha operado una importante escisión en su personalidad».

Los autores asocian el concepto de vulnerabilidad sobre tres factores indispensables: la historia de acontecimientos traumáticos; la calidad de vida alcanzada y las características históricas y actuales de la red de vínculos intersubjetivos con su valor de sostén e identificatorio.

Por lo tanto se debió estudiar la percepción de estos padres de su bienestar emocional y material y del apoyo que recibían de la familia, de los amigos y de las relaciones sociales en general.

Un nuevo estudio sobre padres de niños judicializados en contraste con padres de niños de población general volvió a mostrar diferencias significativas en cuanto a las competencias parentales y en cuanto a la percepción de bienestar y apoyo social.

DimensiónComparaciónp-valor¿Es significativa la diferencia?
EmpatíaJudicial y Control0.55No
 
 
Comunicación
expresiva
Judicial y Control0.29No
 
 
AutonomíaJudicial y Control0.21No
 
 
AutoeficaciaJudicial y Control0.037Si
 
 
Regulación
emocional
Judicial y Control<0.0001Si
 
 
AsertividadJudicial y Control<0.0001Si
 
 
Conciencia
emocional
Judicial y Control0.002Si
 
 
OptimismoJudicial y Control0.9No
 
 

La conciencia de las emociones tal cómo es evaluada en el ICSE (Mikulic 2013) nos remite a comportamientos ligados al sostén paternal. Estos grupos de padres de niños Judicializados muestran en la clínica dificultades para poder reconocer sus emociones, y darles una justa medida. Muchas veces esta dificultad los lleva a comportamientos negligentes en los cuales los niños quedan librados a  espacios de vulnerabilidad, como así también les impiden a estos cuidadores reconocer las emociones en sus propios hijos. Estados de enojo exacerbados, como de profunda tristeza no son reconocidos por el adulto y llevan al niño a sentimientos de indefensión y de falta de sostén, no pudiendo elegir un lugar correcto en relación a estos cambios anímicos

La regulación emocional está íntimamente ligada a la conciencia de las emociones, nuevamente en estos grupos puede aparecer esta discapacidad para poder conocer y aceptar el sentimiento que se está experimentando y luego como comportarse frente a un niño. Cuestiones tan básicas como la irritabilidad que trae aparejado el cansancio corporal o mental muchas veces no es medido por estos cuidadores y va en detrimento del vínculo que se forma con sus hijos. Los niños se sientes desplazados, no comprendidos, hasta no amados provocando estados de crisis de ansiedad que este adulto irritable no puede manejar. Muchas veces las situaciones son las más comunes y cotidianas que cuando se tratan de la crianza de un niño llevan tiempo, dedicación y esfuerzo.

En otros casos la falta de regulación emocional trae aparejados malos tratos físicos, emocionales y hasta abusos sexuales que sólo pueden contrarrestarse con la prohibición de contacto y las terapias reparatorias.

La falta de regulación emocional va destruyendo, obstaculizando la posibilidad de un vínculo seguro que promocione un armónico desarrollo.

La asertividad puede pensarse como un estado de equilibrio (Bisquerra, 2010) sin embargo es muy importante asociar este constructo con la posibilidad de un cuidador para generar y coordinar respuestas flexibles y adaptativas a corto y a largo plazo. La asertividad como posibilidad de mantener un “si” o un “no” ante una acción debería posibilitar al padre/madre a la realización de las tareas vitales y a generar estrategias. En el caso de los padres evaluados vemos deficiencias en esta competencia lo cual nuevamente incide en el vínculo que se establece con el hijo.

Un niño que recibe diferentes mensajes, que ante el mismo comportamiento el mismo puede ser aceptado y luego repudiado o penalizado, crea en el niño las distorsiones perceptivas tan comunes en niños víctimas de maltrato infantil. El vínculo padre hijo se ve así enrarecido, poco claro, hasta a veces incomprensible, el niño, independiente de su edad, se siente incapaz de decodificar no sólo las emociones de los adultos que los cuidan sino también las normas por las que deben regirse o los límites que serán permitidos o no.

Y aquí en este último punto Autoeficacia en el que las muestras nos indican una diferencia en las competencias vemos cómo los factores antes mencionados se incluyen y complementan. Las funciones que cumplen estos padres se ven opacadas o resultan deficientes en el punto que no pueden cumplir con su objetivo. Vemos padres que pueden esforzarse y querer cumplir con sus tareas parentales pero que fallan en la eficacia de las mismas y que por sobre todo son conscientes de que las mismas no son lo que ellos esperaban.

Aparece junto con esta competencia el sentimiento de frustración, de llegar tarde a la tarea, de que no alcance para proteger a su niño o que sea insuficiente para comprenderlo y ayudarlo a crecer. Estos padres muestran en la clínica una indefensión similar a la de sus hijos pero cubiertos por una pseudoimagen que los haga posicionar como padres competentes lo cual solo desemboca en mayor frustración y distorsión para el niño y para ellos mismos del rol que deben cumplir.

Lo observado hasta el momento no permite pensar en modos de aproximación o estrategias en cuanto a los conflictos que se presentan en el ejercicio de la parentalidad y sus efectos.

Es importante señalar, como hemos planteado en otras investigaciones, la responsabilidad de los agentes de salud de adelantarnos a las problemáticas familiares en programas de prevención y asistencia que permitan y promocionen vínculos más saludables y tendientes al desarrollo de sus integrantes.

Con este objetivo realizamos otro proceso estadístico en el estudio que aquí presentamos, que nos pudiera mostrar cuáles son las variables a elegir en próximos estudios o en intervenciones.

En primer término y según los dos modelos trabajados, Competencias socioemocionales (Mikulic, 2013) y Vulnerabilidad ( Zukerfeld y Zukerfeld 1999) se formaron dos grupos que contenían las variables estudiadas por cada modelo.

ICSE: Optimismo. Empatía. Capacidad expresiva. Conciencia Emocional. Autonomía. Autoeficacia. Asertividad. Regulación emocional.

VULNERABILIDAD: Bienestar físico. Bienestar material. Bienestar emocional. Apyo familiar. Apoyo amigos. Apoyo social

Se realizó un análisis de correlaciones canónicas entre dos grupos de variables: El grupo de variables ICSE y el grupo de variables de Vulnerabilidad.

En este análisis se buscó la relación entre las variables que maximiza la correlación entre los dos grupos. Esta relación también da una idea de cuanto aporta cada variable, lo cual puede mostrar cuales son las variables más correlacionadas, agrupadas en estos dos grupos.

Los gráficos nos muestran cuáles son la variables a las que debemos observar con más detenimiento. Al igual que en la comparación de grupos de las Competencias socioemcionales aparecen Regulación emocional, Asertividad, Autonomía y Conciencia de las emociones como variables que debemos tener en cuenta al pensar en las competencias parentales necesarias cuando se atraviesan estados de vulnerabilidad.

De la misma manera Los estados de Bienestar sobre todo familiar y el apoyo social vuelven a ser variables a considerar cuando intentamos acercarnos a als problemáticas familaires.

El trabajo diario con familias, clínico y asistencial, el ambito educativo, los servicios de protección de derechos, ven claramente cómo el entorno familiar y sus vínculos actúan como factores de protección cuando brindan apoyo y sostén a sus integrantes.

También es muy claro cóm aquellas familais que carecen de competencias por problemas de salud mental, por discapacidades físicas, por pertenecer a familias disfuncionales, no pueden cumplir con sus tareas parentales y esto lleva a los niños o a sus integrantes más débiles a ser más proclives a caer en espacios d emayor vulnerabilidad.

Estos estudios nos permiten reflejar empíricamente aquello que observamos en nuestro trabajo diario y nos permiten conformar nuevos campos teóricos que nos ayuden a trazar líneas de acción, de tratamientos de spacios donde estos integrantes familaires puedan nutrirse y rearmar los vínculos en pos de un desarrollo más sano y armónico.

Bibliografía

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Colombo, R. (2008). Función materna y maltrato infantil. Un estudio de familias judicializadas en Tribunales de Menores. Anais VI Jornadas Apoiar. Saúde Mental e Violencia Sao Paulo.

Colombo, R. I., & Alonso, G. M. (2014). Maltrato y abuso sexual infantil.

Pericia psicológica. Buenos Aires. Cauquen Editora.

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Buenos Aires. Lugar editorial.

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