Maltrato infantil- Hora de juego diagnóstica

“Dentro de cada niño existe una historia que necesita contarse, una historia que nadie más ha tenido tiempo de escuchar.»
D. Winnicott.

Función materna y maltrato infantil

Al hablar de la función materna con relación al niño víctima de abuso sexual y maltrato infantil podemos partir de tres lugares; uno sería la constitución subjetiva y su relación con el desamparo, otro, el espacio transicional como aquel que lleva al acto creador propio del sujeto y el tercero, el surgimiento del deseo mediante el pasaje por el complejo de Edipo.

Todos sabemos de la indefensión con la que el humano nace y de su dependencia absoluta de los cuidados del adulto y en especial en la sociedad occidental, de la madre.

La relación que el niño establezca con el adulto, la posibilidad que éste le brinde de sostén, espejo, apego, ilusión, dará cuenta de la especial constitución del aparato psíquico de este sujeto, de las defensas predominantes, de su modo particular de relacionarse él mismo y con el medio.

Los tiempos rítmicos que son impuestos por la presencia-ausencia del adulto, desde sus primeras percepciones, y que provocan sensaciones de placer o displacer, no son siempre tolerables por este nuevo ser que está creciendo. Su adaptación sólo puede ser lograda con la ayuda del adulto ya que es éste quién lo introduce en el Principio de realidad y le ofrece la postergación de su satisfacción y de esa manera brinda la posibilidad de la constitución paulatina de un Yo que comienza a relacionarse con la realidad.

El niño es un ser con total indefensión, vulnerable, que no puede valerse por sus propios medios y que al nacer recibe del ambiente estímulos difíciles de decodificar para él.

Sin embargo, cuando se le ofrece una “base segura” (Bowlby, 1995) “una ilusión”, una ”madre suficientemente buena” (Winnicott, 1996) puede lentamente hacer frente a este torbellino de sensaciones e ir entrando poco a poco en la realidad circundante.

Esta donación que recibe de la madre, lenguaje, caricias, sonidos, va enmarcando dicha realidad interna y externa, va delimitando su cuerpo y el cuerpo del otro, va constituyendo al nuevo sujeto.

De esta relación entre lo interno y lo externo, de lo caótico de las sensaciones y percepciones, como de las pulsiones mismas y de lo que es entregado desde afuera como contención y control, comienza a surgir lo propio del sujeto, este espacio que D. Winnicott llamó transicional, intermedio, aquel que luego se va a convertir en propio, en espacio creador, particular, único.

Esta subjetividad incipiente del niño producto de la interacción entre sujetos, entre una madre que dona, pero que a su vez exige un lugar para ese hijo, que responde a una necesidad y a un lugar simbólico en el que ella lo ha ubicado, se verá afectada por esta forma particular de relación. La subjetividad es entonces producto de esta relación

La constitución subjetiva se nutre además, tiene su anclaje, en el pasaje por el complejo de Edipo, la unión de deseo y prohibición, incesto y parricidio, inscriben en el universo simbólico una manera particular de relación, una determinada forma de elección de los futuros objetos en la vida de este nuevo sujeto.

Por lo tanto hemos hablado de una función materna que actúa:

  • como sostén, como la que dona aquello que posee, la que brinda los límites,
  • como la que permite un espacio entre lo interno y lo externo,
  • la que sexualiza pero al mismo tiempo señala la interdicción, la prohibición del incesto.

¿Qué sucede cuando aquella figura lejos de sostener, ataca, violando los límites personales?

  • Cuando somete a reiterados malos tratos,
  • condena con su indiferencia,
  • hiere emocionalmente o
  • abusa sexualmente

El poder que detenta el adulto contrasta con la vulnerabilidad del niño, de modo que, verdaderamente, la vida misma del niño, su supervivencia depende de aquél.

¿Cómo defenderse entonces de tales ataques, como preservar la integridad psíquica?

Pareciera que sólo la huida es posible. El niño se repliega sobre sí, se aísla, se separa de la experiencia abusiva para no sufrir, disocia la realidad, simplemente no se hace presente.

El niño siente, padece:
• Monto excesivo de ansiedad
• Negación y disociación
• Culpa y responsabilidad
• Temor y aislamiento
• Baja autoestima

¿Cómo se trabajan los conflictos que desencadena el maltrato, en el juego?

Tal como vimos en anteriores investigaciones, el niño nos cuenta su sufrimiento a través de la expresión gráfica, “utilizando el dibujo para expresar aquello que no puede ser siquiera metaforizado” como en el Test de la persona bajo la lluvia,

O bien por medio de expresiones espontáneas en la clínica que denotan los trastornos asociados con el perfil del niño abusado, como en el Inventario de frases.

El juego es reconocido por todos los terapeutas infantiles como la vía excelente de exteriorización de los conflictos en el niño. Al decir de Erikson “Representar a través del juego es la medida de autocuración más natural que brinda la infancia”.

¿Por qué juega un niño?

Parecería que el juego como el sueño fuesen intentos de elaboración psicológica de aquellas situaciones que nos han afectado de alguna manera, ya sea que provocaran nuestro miedo, angustia, dolor o rabia.

La elaboración , en ocasiones, sólo pasa por actuar, como decíamos , activamente aquello que tuvimos que padecer pasivamente.

A través del juego, el niño nos dirá de sus deseos, aún aquellos inconscientes, sus temores y fantasías, la manera como ve al mundo, sus experiencias….

¿Cómo contar una historia de maltrato?

¿Cómo hacer para develar el dolor sin sentir culpa y sin miedo a las represalias?, pensará el niño enfrentado a este conflicto de lealtades y ante el miedo por su seguridad.

Sin dudas, el juego es en la terapia de niños lo que la asociación libre para los adultos.

Pretender que un niño exprese verbalmente sus conflictos parece una exigencia más allá de sus posibilidades e intereses En cambio, un cajón de juguetes y el permiso para manipularlo a su antojo, parecen más que atractivos.

“El juego del niño es su manera de hablar y los juguetes son sus palabras” Ginott

“El juguete tiene el potencial de actuar como símbolos transformadores y como narradores de una historia…»

Con los juguetes del rincón hogareño, a los muñecos se los puede acuchillar, estrangular, se les cortan las manos, se los pone en el basurero, o se los ama y alimenta.

Los juegos de construcción y rompecabezas al tener pedazos que pueden unirse permiten expresar cómo se han sentido (aún de manera pre-verbal) acerca de estar “rotos” ser “piezas descartables” o “unirse”, “hacer algo nuevo”. Los rompecabezas tienen una función de integración

Con respecto a las armas muchos niños desean actuar mediante el uso de armas su necesidad de “pelear” bajo condiciones controladas.

En el juego, las armas se usan para defender las partes atemorizadas, indefensas e inmaduras de la personalidad y para atacar las amenazas del exterior.

Juego pos-traumático

Juego postraumático: consiste en la repetición compulsiva del hecho traumático como un intento de manejarlo.

Permite descubrir temas relacionados con el trauma y expresar los sentimientos asociados.

Posee un beneficio potencial: mientras el niño está sufriendo recuerdos que le provocan miedo o ansiedad, está controlando la situación, ya que pasa de una instancia pasiva a otra activa, lo cual le produce cierto sentimiento de dominio.

Caja de juguetes

  • JUEGO DE COCINA O ELEMENTOS D ELA CASA
  • PERSONAJES FEMENINOS Y MASCULINOS GRANDE Y CHICOS
  • ANIMALES DOMÉSTICOS Y SALVAJES
  • JUEGO D EPOLICIAS Y DOCTORES
  • MATERIAL DE ARTE, PLASTILINA, PINTURAS

Consigna:
“Aquí tienes una caja con juguetes puedes usar los que quieras o armar el juego que vos prefieras”

Objetivo:
Recabar información sobre el supuesto trauma vivido

Registro:

  • Deberá ser completo y objetivo en las acciones del niño como en sus comentarios espontáneos.
  • De efectuarse preguntas deberán ser consignadas textualmente, al igual que las respuestas del niño
  • Sólo se podrán hacer aquellas preguntas que se necesiten para clarificar cuestiones que tengan que ver con la necesidad de comprender el significado que el niño ha querido atribuirle a cierta acción
  • Las preguntas deberás ser abiertas, no inductivas
  • Se debe preguntar por cada acción del niño, sin hacer inferencias ni interpretaciones

Fragmento extraído del libro: “Abuso y maltrato infantil, Hora de juego deignóstica”Colombo-Agosta, Cauquén editora.

BIBLIOGRAFÍA

– ABERASTURY, A. El niño y sus juegos. Paidós. Buenos Aires. 1897
– BOWLBY,J. La separación afectiva. Paidós. Madrid. 1993
– BOWLBY,J. Una base segura. Paidós. Buenos Aires. 1995
– DOLTO, F. En el juego del deseo. Siglo XXI editores.1998
– FENICHEL, O.. Teoría psicoanalítica de las neurosis. Paidós.1966
– FREUD,S. Conferencias de introducción al psicoanálisis. Obras completas. Madrid.1968
– GIL, E. The healing power of play.
– GINOTT
– KOPPITZ, E. El dibujo de la figura humana en los niños. Editorial Guadalupe. Cuarta edición. 1977.
– MALACREA. M. Trauma y reparación. Piadós Buenos aires. 2000.
– NASIO, J. El dolor en la histeria. Paidós. Buenos Aires.1998
– PIAGET, J. Psicología del niño. Morata. Madrid 1993
– PIAGET, J. La psicología de la inteligencia. Crítica. México. 1988
– RODULFO, R. El niño y el significante. Paidós. Buenos Aires. 1993
– WEST, J. Terapia del juego centrada en el niño. Editorial El manual moderno. México. 2000
– WINNICOTT, D. Realidad y juego. Gedisa editorial. 1994